miércoles, 4 de enero de 2012

De estar juntos


Bienaventurados somos porque hemos descubierto el significado de observar

y porque no hemos caido en la rutina de mirarnos

porque enmudecen nuestros labios y es de nuestros ojos la conversación.

Felices cuando hallamos gracia ante la oscura noche y ante sus luminares

que hasta el frío se evanesce y el ruido accede.

¿Y que hay del tiempo que se aburre y cansado duerme?

¿Qué del rutinario mañana?

¿Qué importa tu ausencia en la cama

si mis brazos prometen ser tu lecho

y mis manos guardianes de tu espalda?

¿Qué de mis constantes despidos

que senescen al pasar las horas?

¿y que de la luna que se sacrificó

y tu por verme lo ignoras?

Mejor el abandono pronto

que el toque de queda de tu mirada

si en tu ausencia corporal

encuentra gusto mi almohada.

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